Electric limonade

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martes, 30 de marzo de 2010

Reinom

Cap 5: Vistiendo a un príncipe arrogante como un plebeyo odioso.


Sorpresivamente como intuyendo que estaban pensando en ella, Sofía le miró desde lejos un poco ruborizada, el Sol le insidia de lleno en la cara, así que sus ojos ambarinos se veían puros y cristalinos; el cabello revuelto por la fuerte brisa y la piel pálida brillante. Lillyl sintió que el corazón se le detuvo drásticamente al verla para luego acelerársele aun más rápido que antes.


-Demonios, creo que me he enamorado de la que pretendía que se enamorara de mi -frunció el ceño cuando ella dejó de mirarle -eso sería bueno en términos normales.


Cerró los ojos y respiró profundo para calmar sus impulsos.


-No quiero tener que forzarla en un sitio como este -pensó -mierda, parezco un puberto... sintiéndome excitado con solo verla de esa forma, en todo caso ella sería la que aun está en plena pubertad, ya yo pasé esa etapa hace tiempo.


Sintió la presencia de Sofía cercana a él y eso lo sobresaltó un poco, pero no tanto como para que ella se diera cuenta.


-¿Qué te sucede? -preguntó Sofía, ella se agachó para quedar de frente a él y le miró algo dudosa -¿no te sientes bien?, tal vez te ha dado insolación... estas todo colorado -le colocó la mano en la frente, él sentía el corazón acelerado nuevamente -no tienes fiebre ni nada... tal vez estas incómodo, perdona por no haberlo notado antes -le miró con tristeza.


Después de todo ella no es de las que apartan la mirada, ella siempre va directo al punto y no teme enfrentarse a nadie; eso era lo que más le gustaba de ella, esos ojos ambarinos y fieros.


-No estas haciendo que mi auto control sea muy efectivo -pensó tragando saliva -¡al diablo con el auto control!


Dejándose llevar por sus impulsos le haló la mano y ella cayó de bruces sobre su pecho e inmediatamente se coloró con un tomate.


-¿Tu... que te crees que estas haciendo estúpido idiota? -le reclamó ella.


Él sonrió y le besó bruscamente en la boca, ella sorprendida le empujó para separarse.


-Te dije que no hicieras nada estúpido o sino...
-En realidad me dijiste que no dijera nada raro... más no me dijiste que no podía hacer nada -contraatacó sonriente -ahora ven, sabes que te gustó.

Ella estaba tan perturbada que no sabía como reaccionar, así que cuando él se acercó de nuevo (pero esta vez con ternura) para besarle, no pudo ni decir, ni hacer nada para evitarlo; solo sintió como su corazón se aceleró de tal forma que temió que él pudiera escucharlo.


La mente de Sofía estaba en blanco y sentía que la cabeza le daba vueltas sin parar, se sintió de pronto... ¡caliente!... su pecho quemaba como el mismo Sol.


Lillyl le besaba tierna y apasionadamente, una mezcla entre amor y erotismo, dicen que esos dos van de la mano; sentía la respiración de Sofía en su boca y un dulce olor a flores en el aire, podía sentir como ella se agitaba en sus brazos por el contacto de sus labios y el roce de sus cuerpos; eso le excitaba aún más, la inocencia de ella... ya había lidiado con vírgenes antes pero de todas, Sofía era la predilecta, definitivamente.


Al separar sus labios sus alientos se mezclaban en el aire, ella jadeaba levemente y su rostro estaba todo sonrojado; él no pudo evitar sonreír satisfecho, por haberla provocado de esa manera.


-¿Quieres que vaya más allá? -preguntó con expresión serena para Sofía, pero por dentro se debatía entre la indecisión, deseo y nerviosismo.
-¿Co... como puedes preguntar tal cosa? -ella se alejó un poco, estaba muy apenada y al ver la expresión serena de Lillyl pudo sentir como se la inferioridad propia caiga como una roca sobre ella.


Por más adulta que quisiera aparentar, aún era una niña... apenas había cumplido la mayoría de edad y él era todo un hombre; esa diferencia de 6 años y su inexperiencia en el campo del amor era terrible para ella ya que no le gustaba sentirse intimidada por nadie.


Sin previo aviso Lillyl la besó nuevamente, pero con una beso ardiente y muy diferente a los otros dos, le la sentó en su regazo mientras que le acariciaba el cabello, el rostro y bajaba más y más su manos hasta llegar a su cintura; ella rodeó su cuello con sus brazos acercándolo más y más.


-Esto es malo, no puedo permitirme hace esto de esta manera -pensó Lillyl -seguro la haré sentir como a cualquiera con las que me acuesto.


Apartó bruscamente a Sofía que estaba como atontada, luego se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se levantó apenada, por primera vez Lillyl vio como Sofía apartaba la mirada para no verle, de verdad estaba muy avergonzada.


-Eres un maldito pervertido -dijo Sofía con voz temblorosa -debemos irnos ya es muy tarde.


Corrió hasta la orilla en donde se podía ver una gran distancia desde ese lugar y el suelo arenoso del desierto.


-Tenemos que bajar por este acantilado -dijo aun sin mirarle.


Lillyl comprendía que ella no lo quisiera ni ver, después de todo había abusado de su confianza, pero le molestaba no poder ver lo que estaba ella sintiendo.


-¿Cómo bajaremos por allí? -preguntó sereno.
-Espero que seas bueno en el descenso, no quiero quedar viuda antes de haberme casado -dijo y empezó a descender.
-Tch, ¿qué es esto? -se protestó en voz baja -diciéndome eso y ni siquiera me mira.


Él la siguió, ambos estuvieron por largo rato descendiendo hasta que por fin tocaron suelo sanos y salvos.


-Ahora vamos por aquí, esta cueva no llevará hasta una de las alcantarillas de la ciudad, no te preocupes no es una alcantarilla de desechos ni nada, solo corre agua por allí.


Sofía abrió una rendija que estaba cubierta por arena y bajó pisando el agua a sus pies. Lillyl la siguió algo incómodo, un príncipe como él nunca debería verse envuelto en una alcantarilla pero confiaba en Sofía y era la única forma de salir de allí.


Caminaron por aquel lugar plagado de insectos y bichos raros, el agua corría bajos sus pies y a pesar de que ella dijo que era solo una alcantarilla con agua, olía muy mal como si un animal hubiera muerto por allí.


-El olor es nauseabundo, ¿no me dijiste que no debería oler a caño?
-No te quejes tanto... no tengo la culpa, además ya casi llegamos


Caminaban en la obscuridad tanteando las paredes para no caerse, Lillyl estaba realmente incómodo, primero por haber molestando a Sofía de esa manera y segundo por tener que pasar por ese lugar tan estrecho y asqueroso.


-Cuidado que por allí va una rata.


El animal saltó sobre el agua salpicando a Lillyl y mojándole.


-Gracias por el aviso -bufó Lillyl mientras Sofía se carcajeaba.
-Digamos que te lo mereces -afirmó Sofía y siguió por el camino.


Después de caminar por un tiempo que parecía no acabar nunca, Sofía se detuvo bruscamente y palpó el techo, Lillyl la miraba sin decir nada, después de todo no había nada que refutar. Sofía empujó lo que parecía ser una rendija por donde pudieron salir; el Sol le segó los ojos por un instante, Sofía ya había subido y le tendió la mano desde arriba para ayudarlo; Lillyl miró que el Sol hacía relucir sus cabellos cobrizos, sus corazón se aceleró un poco al verla.
-De verdad... me he enamorado como un idiota -pensó Lillyl y se dejó ayudar por Sofía.


Al salir se dio cuenta de que estaban en un lugar de la ciudad que no conocía.


-¿Donde estamos? -preguntó mirando a Sofía, se dio cuenta de que estaba toda zarrapastrosa, así que rió un poco pero al verse él no le hizo gracia.
-Jajaja, parece que hubieras barrido toda la ciudad con tu cuerpo -rió Sofía.
-Pues tu no puedes decir nada de nada, pareces que no te hubieras bañado en semanas -acotó Lillyl de brazos cruzados.
-Es verdad -rió Sofía como una niña inocente, eso conmovió un poco a Lillyl que se rió entre dientes -vamos, que aun tenemos que caminar, nuestros caballos están al otro lado de la ciudad.
-¿QUÉ?
-Si bueno, estamos al lado norte de la ciudad, y nuestros caballos están al lado sur así que tenemos que caminar unos 20 kilómetros.
-Estas como loca mujer si piensas que yo voy a caminar tanto y con estas fachas.
-Bah, no seas ridículo ademas así no se van a dar cuenta que somos de la realeza... pero si no quieres te puedes quedar aquí y cuando llegue a palacio le digo a uno de los guardias que te pase buscando... y no te prometo que sea para hoy.
-Esta bien entiendo vamos antes de que se haga de noche.


Sofía sonrió y empezó a caminar, Lillyl se colocó a su lado... su altura era intimidante y a pesar de estar sucio y andrajoso, su presencia era imponente solo con mirarlo se podría saber que no es una persona normal; recordó repentinamente lo que sucedió hace un momento en el jardín, él la había apartado... él sabía su inexperiencia y... ¿quiso burlarse de ella por eso?, primero provocándola y luego dejándola como si nada.


Le miró nuevamente con la duda en sus ojos, ¿qué rayos pretendía aquel príncipe vanidoso?; al principio pensaba que quería enamorarla pero tal parece que solo quería burlarse de ella.


-Mierda -pensó con el ceño fruncido -no puedo dejar que me gane de esa manera; tengo que tratarlo con indiferencia para que crea que no me afecta su actitud.


Miró a Lillyl nuevamente y se consiguió sorpresivamente con que este le miraba también, eso la sobresaltó un poco.


-¿Qué? -preguntó ella un poco apenada.
-Nada -sonrió él confiado, eso la irritó un poco pero guardó la compostura.
-¿De verdad te molesta tanto estar así de sucio? -preguntó ella para romper la tensión que tenía con él.
-Si, la verdad no es de mi agrado.
-Si quieres podemos comprar algo de ropa, pero quizás las prendas Kasijistanas no sean tu estilo, sin mencionar que es ropa de ciudadanos normales.
-Nada puede ser peor que estar sucio así que la ropa de los campesinos no puede ser tan mala.
-¿Eres un idiota lo sabes? -frunció el ceño -debería haber una ley contra los tipos como tu.
-Si existiera una ley contra la gente guapa y con clase como yo, seguro sería el criminal más buscado del mundo -le sonrió y Sofía bufó frustrada.
-Vaya ego por las nubes tiene el tipito este -pensó.


Sofía resignada le guió por un bulevar en donde se encontraban varios comerciantes, ellos vendían prendas de muy buena calidad y a precios accesibles así que decidió que por allí comprarían las ropas.


-Aquí todo es de muy buena calidad -le dijo Sofía, pero Lillyl todavía estaba predispuesto.


Sofía se acercó a un vendedor que la conocía desde hace tiempo ya que era el cuñado de Anrid y un muy buen amigo de la infancia del mismo.


-Hola Martaz -saludó Sofía -vengo a comprar algunas ropas para mi y para él -señaló a Lillyl que se veía desconfiado.
-Hola Sifi -saludó el hombre sonriendo -¿necesitas ropas para tu nueva misión secreta o algo?
-No, no nada de eso es solo que tuvimos algunos inconvenientes y parecemos vagabundos.
-Si querida ya me percaté -rió el hombre -bueno ¿qué te apetece?, ¿algo tradicional o moderno?
-Este tipo es algo pretencioso así que voy a dejar que él elija -Sofía le miró y le señaló la ropa -tu elijes.


Lillyl la miró un poco irritado pero decidió que era mejor no discutir. Miró la ropa, definitivamente era ropa de campesinos, pero no dijo nada para no ofender al hombre que lucía agradable a pesar de haber llamado a Sofía con tanta confianza; ¿Sifi? ¿qué es eso? ¿quien era ese tipo?.


El hombre amablemente le enseñó algunas prendas, muchas eran algún tipo de túnica con capuchas para proteger las cabezas del ardiente Sol y los pantalones eran anchos y las camisas con varias telas para airear la piel; se parecían mucho a lo que usaban en Sannan pensó Lillyl, solo que allá como el clima era más fresco no utilizaban esas extrañas túnicas. Lillyl eligió lo que parecía ser lo suficiente decente para que lo luciera un príncipe de su calibre; Sofía por su parte eligió algo sencillo y común, que falta de estilo tiene pensó Lillyl.


-Gracias Martaz, ahora tengo un pequeño favor que pedirte, ¿me podrías prestar tu casa un momento para cambiarnos?
-Claro, todo lo que desee vuestra majestad se tiene que cumplir.
-No exageres tanto, no se tienen que cumplir todos mis caprichos, así que no me consientas tanto y cuando esté donde no me puedan complacer sepa manejar la moderación.
-Como digas pequeña Sifi -asintió el hombre sonriendo -ahora pase adelante.

Martaz abrió la puerta a sus espaladas, Sofía y Lillyl entraron en una pequeña habitación de techo bajo y paredes de piedra.


-Voy al baño a cambiarme, tu si quieres te puedes cambiar aquí o puedes esperar a que yo salga del baño.
-¿No puedo cambiarme contigo?
-Definitivamente no -Sofía le dejó y entró al baño.


Lillyl observó detenidamente la casa donde se encontraba, a pesar de ser pequeña era confortable, donde se encontraba era algo así como la sala de estar y además de la puerta de la entrada habían tres puertas más, una era el baño donde había entrado Sofía y las otras dos... bueno no sabía, le entró mucha curiosidad así que abrió una de las puertas; esta era un pasillo que al parecer conducía a otras habitaciones.

Lillyl caminó por el pasillo que estaba iluminado por una tenue luz, la primera habitación era una pequeña cocina con una mesa de madera y cuatro asientos; siguió caminando y encontró un dormitorio con varias camas o mejor dicho colchones cubiertas con fundas de delgada tela.


-¿Quien podría dormir en un espacio tan estrecho?, y al parecer varias personas duermen aquí -pensó en voz alta y siguió por el pasillo, al final de este había otro dormitorio un poco más amplio con una gran cama matrimonial pero la colcha estaba desgastada, al lado de la colcha había una mesita de madera tallada con un porta retrato encima, en él había una foto con mucha gente. El hombre que les vendió la ropa estaba en el centro y a su lado una mujer bonita, tal vez su esposa, ella llevaba un bebe en brazos y al lado de ellos dos niños de tal vez 4 o 5 años, al lado de estos estaban una pareja de ancianos y otra pareja mucho mas joven, el joven que estaba en la foto le parecía muy conocido.
-¿No te dije que esperaras allá? -Sofía le reclamó desde la puerta, Lillyl volteó con el porta retratos en mano y le sonrió -no conoces el dicho que dice, la curiosidad mato al gato.
-Que bueno que no soy un gato entonces -sonrió y Sofía frunció el ceño.
-Muy gracioso, idiota... -se acercó a él -Martaz es el cuñado y mejor amigo de Anrid, tal vez te acuerdes de él... es uno de mi soldados, quizás los conociste ayer en el bar.
-El que era más serio...
-Si, ese mismo... él es como el papá de nosotros -rió -siempre frena nuestros impulsos.
-Ayer no ayudó mucho cuando te volviste nada.
-Porque estoy segura de que se dio cuenta de que estabas allí, él se percata de los pequeños detalles a su al rededor... es un muy buen rastreador.
-¿Me dices que estaba esperando que yo hiciera algo para frenarte?
-No lo sé.
-Ahora que lo mencionas, creo que varias veces miró hacia donde estábamos Zahir y yo.
-¿Ves?... bueno los de las fotos son Martaz, su esposa y sus tres hijos; los papás de Martaz y la otra pareja son Anrid y su prometida Adel.
-Con qué se va a casar.
-Si -sonrió Sofía -él ama mucho a Adel, la verdad estoy un poco celosa de ella, es una mujer con suerte... Anrid es un gran tipo.


Lillyl la miró molesto, tendría que tener cuidado con ese tipo Anrid; al parecer Sofía le quería más de la cuenta.

-No me cae bien ese Anrid.
-Tu tampoco me caes bien y no te digo nada... así que callate y vamos... oh Dios ni siquiera te has puesto la ropa... apurate tenemos que llegar a palacio antes de mañana.


Lillyl se quitó la camisa dejando expuestos sus pectorales con músculos firmes y marcados, piel color chocolate.


-Pero ¿no te puedes esperar a que me salga? -Sofía se sonrojó y se dio la vuelta alarmada.
-¿Estas fascinada con mi cuerpo princesa? -preguntó con picardía, Sofía se sonrojó de tal forma que hasta sus orejas estaban rojas.


Lillyl al notarlo sonrió y le abrazó la espalda.


-¡¿Q... q... qué haces?! -preguntó Sofía alarmada y presa en los brazos de Lillyl.
-Solo te quiero abrazar ¿no puedo?
-Por supuesto que no idiota, ¡estas desnudo!
-Solo estoy sin mi camisa.
-No me interesa apartate -Sofía trató de forcejear pero Lillyl la agarraba con mucha fuerza -dejame idiota pervertido.
-¿O sino qué?
-O sino... o sino no respondo -bufó Sofía enojada -no quiero dejarte sin miembro así que será mejor que te apartes.


Lillyl rió entre dientes.


-Esta bien, esta bien... no tienes porque herir mi orgullo.


Sofía salió de la habitación y le esperó en la sala enfurruñada y de brazos cruzados esperando aquel idiota de su futuro marido, no podía creer que después de lo que sucedió en el jardín el muy idiota se le insinuase de esas manera... es que el tipo no tenía vergüenza ni nada que se le pareciera.


-Tengo la sensación de que ser esposa de este estúpido va a ser la misión más difícil que haya tenido nunca -murmuró, en ese momento como escuchando que el tema se trataba de él, Lillyl salió por la puerta que conducía al pasillo -ya era hora -se quejó Sofía -bueno ya vayámonos que en Palacio deben estar preocupados por nosotros.
-La culpa es tuya por haberme llevado a ese lugar de salida infernal.
-Tienes razón, no merecías que te llevase a mi lugar secreto... ni siquiera mis más cercanos amigos saben de él.
-Entonces soy un privilegiado.
-No es que seas un caso particular, es solo que tenía que ir a atender a mis flores y como tenía que cargar contigo te he llevado... no es que seas especial solo porque seas mi prometido -suspiró -a veces mis padres pueden resultar muy molestos, ellos saben que nunca me negarían a algún pedido que me hicieran.


Lillyl frunció el ceño, la chica estaba siendo bastante altanera tratando de hacerlo enfadar, lo estaba consiguiendo en parte... pero no podía dejarse llevar por ella, estaba seguro que tramaba algo para hacerle rebajarse a su nivel, no podía perder la compostura frente a ella o sino ella tomaría demasiada confianza y conocería sus puntos débiles.


-Demonios -pensó pero aun así le sonrió de forma burlona, pudo notar como ella se crispó como un gato molesto -eso es, cede ante mi querida -pensó riendo.
-¿Pero qué le pasa a este tipo? -pensó Sofía enojada, se le había crispado el vello por la molestia que le había ocasionado esa sonrisa despreocupada -¿es que acaso nunca va a sucumbir ante mis provocaciones?... maldito, no puedo ser yo la que siempre ceda.

lunes, 22 de marzo de 2010

Reinom

Cap 4: La princesa caballero lleva al príncipe de la arrogancia al jardín secreto


Sofía se levantó precipitadamente, al hacerlo la cabeza le dio vueltas y sintió que le estallaría, se sobó las sienes y se acostó en la cama nuevamente con cuidado.


-¿Que rayos me ha pasado? -se preguntó con voz temblorosa -no recuerdo nada después de que comencé a beber, pero al parecer llegué a mi habitación sana y salva... mmm... me duele la cabeza -se quejaba.


En ese momento llegó la criada a despertarla.


-Buenos día majestad, princesa Sofía... es hora de levantarse -la chica abrió las cortinas dejando entrar la intensa luz -Sofía se tapó el rostro con las cobijas.
-Más tarde Ada ahora quiero dormir un poco más.
-No puede princesa, sus padres, hermanos y los invitados de Sannan la esperan en el comedor principal para desayunar.
-Ahora lo que menos quiero es comer.
-Muévase princesa -la criada le haló las cobijas dejándola completamente desprotegida del Sol.
-Anoche llegó tan cansada que ni siquiera se quitó la ropa -comentó mientras la chica mientras preparaba la ropa de Sofía para ese día.
-Si bueno, la verdad no recuerdo mucho -Sofía se dirigió tambaleante hasta el baño en donde se dio una pequeña ducha que la hizo sentir mejor y se cepilló los dientes.
-En la cama le dejé la ropa princesa... por favor apúrese que le esperan -la chica le sonrió antes de irse.


Sofía se tiró en la cama con el cabello mojado y solo cubierta por la toalla.


-Ah, nunca más vuelvo a beber cerveza en mi vida -se colocó la mano en los ojos para cubrirse del Sol, escuchó la puerta abrirse-Ya sé que tengo que ir a ese estúpido desayuno con la familia Ada, solo dame un segundo no me siento bien -suspiró sin mirar solo cerró los ojos, hasta que se acercó lo suficiente a ella como para darse cuenta que no era la sirvienta.


Apartó su mano poco a poco pero aún así la luz le encandiló, después de poder recuperar la vista se horrorizó al ver a Lillyl parado justo frente a ella con una sonrisa pícara y una mirada lasciva. Ella se sentó precipitadamente cogiendo fuertemente la toalla que la cubría.

-¿Qué.. qué rayos haces aquí? -Sofía estaba conmocionada, sonrojada y muy, muy mareada.
-Solo he venido a darte los buenos días cariño -se acercó a ella y se apoyó de la cama quedando muy cercanos.


El corazón de Sofía latía rápidamente y su respiración se tornó pesada.


-¿Qué me pasa? -pensó.
-Parece que recuerdas lo de anoche -le susurró Lillyl al oído y ella tembló ligeramente.
-¿D... de qué hablas? yo no recuerdo nada después de que empecé a beber -contestó mirándole molesta.
-Puede que tu mente no lo recuerde, pero tu cuerpo claramente lo recuerda.
-¿Qué me hiciste idiota? -preguntó furiosa y apenada.
-Solo esto -la besó como la noche anterior, primero un beso tierno y después poco a poco se volvía apasionado.


Sofía trató de resistirse pero al final no pudo; el aroma del príncipe era dulce y embriagador, el calor de sus manos sujetándole el rostro, labios lascivos y suaves, su aliento mezclándonose con el de ella; nunca había besado a nadie así y todavía más importante nunca se había sentido de esa manera, se sentía caliente y frágil como una muñeca, ella odiaba ser frágil pero en ese momento no le importó.


Lillyl se alejó de ella un poco para observarla y dejarle respirar; sintió una ligera inquietud y excitación cuando le miró el rostro, Sofía en verdad era muy hermosa pero en ese momento se veía más que hermosa, se veía sexy y provocativa; el cabello alborotado y las gotas de agua cayéndole por el rostro hasta llegar a sus pechos, los ojos ambarinos entrecerrados y cristalinos, las mejillas ruborizabas y los labios entreabiertos jadeando.


-Dios Sofía... mi amor, eres completamente hermosa -Lillyl le acarició el rostro ella tembló ligeramente ante el contacto con su piel pero luego se relajó.


Él le acarició los labios con la yema de los dedos y ella suspiró, a pesar de estar increíblemente apenada no dejaba de mirarle a los ojos, esos ojos negros profundo e insondables, increíblemente irresistibles a su mirada.


Pero no comprendía porque no podía dejar de mirarle, no comprendía porque su corazón latía tan rápido con solo una caricia en su rostro, era algo normal después de todo pronto seria su esposo; ella nunca había experimentado el amor y no quería verse envuelta en ese incómodo sentimiento, no podía darse el lujo de enamorarse de él.


Sofía le apartó la mano para que la dejase.


-Ya déjame todavía no nos hemos casado así que aun no tienes derechos sobre mi -le reprochó guardando la compostura -así que por favor vete de mi habitación que necesito vestirme para ir a desayunar con todos -y ni se te ocurra entrar hacer eso de nuevo.

Lillyl sonrió tranquilo, sorpresivamente le dio a Sofía un beso en la mejilla y se fue, pero antes de retirarse le dijo de espaldas sin mirarla.


-Como sea haré que caigas de amor ante mi -se fue cerrando la puerta a su paso.


Sofía estaba completamente colorada, con la mano en la mejilla besada y el corazón latiendo tan rápido que pensó que se le saldría por la boca.
-Pff -Sofía se acostó en la cama para relajarse un poco -¿qué se cree ese diciendo esas cosas tan estúpidas? -a pesar de decir eso en voz alta no podía evitar sentirse ansiosa por saber que haría para conquistar su corazón.




-¿Donde estabas hermano?, el Rey y su familia nos esperan para desayunar.
-Si, bueno estaba un poco ocupado ahora -rió entre dientes y siguió caminando.
-No quiero saber que estabas haciendo -suspiró Zahir siguiéndolo.
-Tampoco te iba a contar -le sonrió pícaramente -que seas mi hermano no quiere decir que te tenga que decir todo.
-Eso lo sé.


Al llegar al comedor principal, estaba la familia real sentada en la mesa, a excepción de Sofía y el heredero al trono, el primer príncipe de Kasijistan.


-Buenos días príncipe Lillyl, príncipe Zahir -les saludaron todos y ellos hicieron lo mismo, luego se sentaron en sus respectivos asientos.


La posición de los asientos estaban por orden de jerarquía, el Rey estaba en la cabecera con la Reina a su derecha, el asiento del heredero a su izquierda el primer príncipe Abbad junto con el de su esposa Marlyn; luego el segundo Aron; el tercero Mikhail y el cuarto Safir el más pequeño de los varones; al frente de ellos estaban las princesas, la mayor, Aneeda, tenía la edad de Lillyl, 23 años, pero lucía más vieja; la segunda princesa Mina, era bastante agraciada y seria se parecía un poco a Fraud; la tercera, Marie, era como una niña pequeña a pesar de ser un año mayor que Sofía era muy infantil e inexperta igual a Kollec; después Sofía; y por último menor de las princesas Bea gemela de Safir.




-Disculpen la demora -Sofía llegó al comedor un poco extenuada, posiblemente haya ido corriendo, se sentó entre Bea y Marie -buenos días a todos -dijo con expresión un poco seria y todos le saludaron.
-Bueno ya todos podemos empezar a comer tranquilamente -dijo el Rey sonriendo.
-Pero padre aun Abbad no ha llegado -dijeron Bea y Safir al mismo tiempo como si se leyeran las mentes.
-He olvidado decirles que Abbad tiene una reunión con los magistrados desde ayer, tiene algo que ver con lo presos políticos -comentó Aron -lamento no haberles dicho.
-Como heredero esta bastante preocupado por ese tipo de cosas, sobre todo porque la guerra ya no está en el primer plano -respondió Mina y miró a Sofía que frunció el ceño.

Todos mantenían una conversación vivaz y tranquila, parecía que se llevaban muy bien, solo Sofía se excluía de la conversación en la mayoría de los casos.


-Hermanita ¿no te sientes bien? -preguntó Bea.
-Si, te vez un poco pálida... bueno más de lo normal -rió Safir.


De todos sus hermano, ellos dos parecía los únicos que en verdad quería y apreciaban a Sofía, quizás porque eran hijos de la misma madre, ella les sonrió para despreocuparlos.


-No es nada, me siento un poco mareada; eso es todo -sonrió nerviosamente.
-¿Es porque trabajaste muy duro ayer en el cuartel? -preguntó Bea -porque ayer ni siquiera cenaste.
-Ah... bueno... supongo -mintió Sofía.


Lillyl rió entre dientes al ver la cara apenada de Sofía.


-Hermanita ¿cuando podré empezar con el entrenamiento militar para ser como tu en el futuro? -preguntó Safir ansioso -quiero poder luchar como tu -sonrió animado.
-Yo también quiero, yo también -exclamó Bea.


Sofía sonrió amablemente y miró a su padre que también sonreía.


-Bueno si padre lo permite este mismo año cuando cumplan los 9 podemos empezar -les dijo -estoy segura que los dos serán unos maravillosos soldados.
-¿Enserio lo crees?
-Si... -sonrió.


Luego sus otros hermano cambiaron el tema con la intensión de no darle mucha importancia a Sofía, cuando todos terminaron Lillyl les interrumpió.


-Deberíamos fijar una fecha para la boda majestad -le dijo Lillyl al Rey, esté estaba un poco sorprendido y Sofía completamente colorada.
-Bueno, tengo que retirarme estoy muy ocupada -dijo ella tratando de escapar.
-No hija espera el príncipe tiene razón tenemos que fijar la fecha de la boda.


Sofía suspiró y se volvió a sentar. Sus hermanos se retiraron por ordenes de su padre, solo se quedaron Lillyl, el Rey, la Reina y Sofía; hasta Zahir se retiró.


-Bien este es un tema muy delicado, no hay nada más importante en una boda que la fecha.
-Tiene que ser un día muy especial -sonrió la Reina y miró al Rey -nuestra boda fue el día que cumplía años el Rey.
-Si, fue un día maravilloso, el mejor cumpleaños que he tenido -sonrió el Rey a su Reina.


Sofía los miró entornando los ojos, la verdad sus padres se querían en exceso y eso aunque no le molestaba, se sentía incomoda estar mucho rato con ellos cuando se ponían tan melosos. Lillyl observaba de cerca a Sofía y sonreía por sus cambios de humor tan repentinos, ella era muy expresiva y todo lo que sentía lo reflejaba en su rostro.


-Bueno ¿qué les pareces en esa fecha a comienzos de primavera? -Sofía sonrió con ternura apoyándose de su brazo y mirando a sus padres.
-Pero hija mía, esa fecha es... -intervino su madre un tanto preocupada.
-No hay problema, estoy segura de que estaría feliz por eso madre -sonrió para calmarle.
-Si lo prefieres de esa manera... ¿pero qué hay de usted príncipe?
-Mientras mi princesa esté feliz, yo también lo estaré -sonrió y miró a Sofía que estaba shockeada.
-Como sea, me retiro -se levantó ruborizada -con su permiso.
-Oh hija... ¿qué vas a hacer en este momento? -preguntó su padre.
-Bueno... mmm... necesito organizar algunos asuntos en el cuartel y luego voy a practicar mi tiro con arco, ¿por qué? -mintio para poder salir de palacio.
-Siempre haciendo lo mismo -suspiró su madre -¿por qué mejor no llevas al príncipe a conocer la ciudad?
-Pe... pero yo...
-Me parece una estupenda idea, así se conocen mejor el uno al otro -concordó su padre.

Sofía estaba impactada de lo estúpidos que podían llegar a ser sus padres, bueno tal vez se sientan mal por tener que obligarla a casarse así que trataban de apaciguar las cosas entre ella y Lillyl. Sofía no podía negarse a un pedido directo de sus padres así que se fue refunfuñando junto con Lillyl a la ciudad a caballo.


-Dime una cosa -le dijo Lillyl mientras que cabalgaban lentamente por el centro de la capital -¿qué tiene de especial principios de primavera?


Sofía le miró sonriendo.


-Se-cre-to -rió y se adelantó con el caballo, Lillyl la alcanzó rápidamente.
-Vamos dime -insistió.
-Bien, bien... -refunfuñó y le miró un poco melancólica -el día que nos casaremos es el día del nacimiento y muerte de mi padre -suspiró -¿feliz?


Lillyl quedó un poco consternado pero ella le sonrió para demostrale que no importaba.


-Elegí esa fecha porque cuando era pequeña le prometí a mi padre que para el día de su cumpleaños le regalaría mi boda -le sacó la lengua retándolo -que su muerte haya sido el mismo día que murió no tiene nada que ver con mi promesa igual tengo que cumplirla.
-Ya veo... que linda eres al recordar algo como eso.
-No necesito tus halagos... todavía estoy molesta contigo por lo de esta mañana -refunfuñó -así que no trates de compensar las cosas.
-¿Estás molesta por qué no continué? -sonrió con picardía y Sofía se sonrojó.
-P... por supuesto que no pervertido idiota... estoy molesta porque entraste a mi habitación sin permiso y me atacaste de esa manera -frunció el ceño -ven vamos por aquí.
-Síguete convenciendo de eso querida -le dijo y la siguió.


Sofía lo guió por dificultosos lugares entre la ciudad, Lillyl la seguía dudoso pero no decía palabra.


-A partir de aquí tenemos que caminar -le dijo Sofía deteniendo el caballo y apeándose de el.
-¿Pero qué dices? -Lillyl miró aquel callejón sin salida y luego miró a Sofía.
-Ven confía en mi un poco -Sofía le miró tranquila apaciguando sus dudas.


Lillyl no tuvo más opción que hacer lo que ella le pedía, después de todo la confianza es la base de una sólida relación y él se tenía que ganar el corazón de ella a toda costa, se apeó de su caballo también, ella los sujetó a unos postes que estaban por allí.


-Ellos estarán seguros allí no te preocupes de que alguien los pueda robar -le dijo y caminó por el callejón, él la siguió cauteloso hasta que llegaron al final de callejón que no parecía tener salida.
-¿Y ahora qué?
-Por aquí -Sofía palpó la pared sucia y un pasadizo se abrió -vamos, ¿o le temes a la obscuridad? -inquirió con malicia.
-Me subestimas princesa -Lillyl se acercó a ella y le tomó el mentón, ella se sonrojó y frunció el ceño.
-Dejate de juegos sino no te enseño lo que te iba a mostrar -le reprendió.
-Esta bien, esta bien -rió y se apartó un poco.
-Bueno entonces vamos.


Se adentraron por el pasadizo, era una especie de pasillo bastante obscuro y húmedo, con un leve olor a cloaca. Lillyl estaba muy incomodo pero aun así seguía a Sofía.


-¿Cómo puedes ver por donde vas si esta tan obscuro? -preguntó.
-He pasado millones de veces por aquí -contestó -no te vas a perder no te preocupes -ella le tomó la mano para guiarlo.

Lillyl hay estado millones de veces con innumerable cantidad de mujeres, pero era la primera vez que una de ellas era de esa manera con él, cuando ella le tomó la mano sintió cálida la palma de la mano y a pesar de toda esa obscuridad, humedad y hediondez; sentía el calor de su presencia y por eso confiaba; él era muy conocido por ser completamente desconfiado de las personas que le rodeaban, inclusive desconfiaba de su propia familia pero con ella era diferente. ¿Por qué?, se preguntaba.


-Ya llegamos -Lillyl se espabiló, se había perdido en sus pensamientos y no había prestado atención al camino, llegaron a lo que parecía ser otro camino sin salida -aquí hay una puerta como la de allá atrás -Sofía empujó la pared con la mano que le quedaba libre, sin soltar la de Lillyl.


Una ráfaga de viento se coló por puerta mientras ella la abría, Lillyl se cubrió los ojos por la luz tan brillante que provenía desde afuera ¿había pasado tanto tiempo en la obscuridad?; cuando sus ojos se acostumbraron pudo visualizar la silueta de Sofía rodeada por un halo de luz. Sofía lo haló por la mano y se adentraron en la luz al pasar la puerta se cerró a su paso.


-Este es mi lugar secreto -le dijo Sofía sonriendo, aun no le soltaba la mano y en vez de eso le arrastró hasta lo que parecía ser un mirador.


El lugar era bastante amplio, tenía innumerable flores, incluso tantas como las que había en el jardín del palacio, era bastante extraño ya que era un país desértico. Y no solo eso, también cuando se acercaban hasta el extremo del jardín se podía ver el desierto que rodeaba a toda la ciudad, un desierto hermoso y a pesar de ser árido era bastante fresco.


-Debido a que Kasijistana es un país tan árido tenemos problemas para cultivar cualquier cosa, nuestra economía se basa mayormente de petróleo, textiles, pero somos bastante buenos con el comercio con extranjeros.
-Eso ya lo sé, ¿a qué viene esta clase de cultura Kasijistana?
-No seas tan antipático -le apretó la mano -trato de mostrarte un punto... tu país es mucho más surtido en clima y por eso tienen algún tipo de agricultura... en tu país pueden crecer flores fácilmente -suspiró -un día en el que estaba harta de eso le dije a mi padre que haría todo lo posible para cultivar flores en el desierto... -rió -fue terrible, una niña de 10 años buscando por todas partes, mi padre trajo de Eurisa tierra fértil así que hicimos una especie de invernadero en el palacio, ese es el jardín... pero yo quería un lugar en donde las flores pudieran crecer en tierra de Kasijistan.
-Así que encontraste este lugar.
-Si -sonrió -un día me perdí por la ciudad y terminé en el callejón siendo perseguida por gatos callejeros, atravesé la puerta por accidente al recostarme de la pared y terminé en el pasillo obscuro, la puerta no se podía abrir así que reuní todo mi valor y camine hasta llegar al final, pude abrir la puerta de allí así que entré.
-¿Entonces le temes a los gatos?
-¡ESE NO ES EL PUNTO! -gritó frenética -Tch, idiota... ¿para qué me molesto en decirte nada? -Sofía iba a apartar su mano de la Lillyl pero él la retuvo.
-¿Y qué sucedió cuando llegaste aquí? -preguntó aferrándose fuertemente a la mano de Sofía, ella trató de liberarse pero como no pudo decidió continuar con su historia.
-Este sitio estaba repleto de girasoles... -suspiró resignada para luego sonreír -era la primera vez que veía uno de verdad así que al ver que florecían aquí tan vivaces decidí que este sería el sitio... mi sitio, en donde podía plantar flores.
-¿Pero por qué la tierra aquí es diferente?
-Mmm... creo que es debido a que es bastante fresco, el Sol no las seca tan rápido y vengo casi todos los día a regarlas.


Lillyl miró al rededor, había una cantidad extensa de flores, pero solo unos poco girasoles.


-¿No se supone que esto estaba repleto de girasoles?
-Así debería ser, pero al parecer solo florecen en esa cantidad cuando es verano, ahora que es casi invierno se mantienen unos poco, pero pronto morirán... -iba a acercase a los girasoles y se dio cuenta de que todavía tenía cogida la mano de Lillyl, se sonrojó un poco y sacudió el brazo para que le soltara -¿puedes soltarme?
-No quiero.
-¡¿Y tu crees que me interesa que quieras?! -preguntó irritada.
-No, pero no quiero soltarte, quiero quedarme un rato más así... cuando tengo tu mano entre la mía se siente cálido.


Sofía se sonrojó aun más pero se quedó quieta, Lillyl sonrió complacido y se acercó a ella aun más; el corazón de Sofía comenzó a latir tan rápido que sintió nuevamente que se le saldría del pecho, tragó saliva; Lillyl se arrodilló y le besó la mano, ella estaba anonadada.


-Sé que estamos enrollados con todo eso del matrimonio, y se decidió sin que tu lo supieras desde un principio, creo que debes sentirte irritada por eso a pesar de decir que no te importa -sonrió -por eso quiero hacer las cosas bien desde ahora ¿si?


Sofía estaba sorprendida, en verdad con lo del matrimonio arreglado se ha estado sintiendo verdaderamente incómoda.


-Princesa Sofía... ¿me harías el honor de ser mi esposa? -le propuso sacando un anillo de su bolsillo con la mano que tenía libre.
-Yo... yo... -estaba colorada, miraba a los ojos de Lillyl, esos ojos negros absorben la mirada de cualquiera, aunque no podía leer lo que estaba pensando como con la mayoría de las personas, pudo sentir una leve sensación de confianza, así que sonrió para aligerar la carga de él también, tal vez le incomoda lo del matrimonio también -si -respondió serena.
-Eso es bueno, no quería que te negaras... porque sería un matrimonio a la fuerza -se levantó y le acarició el cabello -mi querida Airen.
-¿Qué es Airen? -preguntó.
-Para lo asiáticos, en el idioma de los Chinos significa la mujer más importante o amante.
-Que extraño eres.
-No más que tu.
-Si... pero como ya te había dicho con anterioridad, no puedo prometerte enamorarme de ti -le recordó seria.


Lillyl simplemente rió y con actitud arrogante tomó la barbilla de Sofía.


-Pero, si querida... -sonrió -ya estas rendida a mis pies.


Sofía se irritó frunciendo el ceño y sacudiendo la mano para que le soltara, luego con la misma le propinó un derechazo a puño cerrado dejando a Lillyl en el suelo.


-Piensas lo que quieras príncipe de la arrogancia -espetó -pero si vuelves a decir incoherencias como esas de nuevo, no solo terminarás con un golpe en la cara -frunció el entre cejo y se alejó de él.


Lillyl no podía contener la risa, con la mejilla roja por el fuerte golpe miraba a Sofía.


-Ninguna mujer antes me había golpeado de esa forma solo por decir eso -rió -de verdad eres muy graciosa.
-Deja de reírte de mi bastardo, o te dejo aquí.
-Solo tengo que salir por la puerta ¿no?... no me preocupa mucho que te vaya sin mi.
-Bueno veras... ninguna de las dos puertas se abren por este lado -le miró con sonrisa maliciosa -para salir de aquí tengo un truco... por eso fue que la primera vez no pude salir en mas o menos... 8 horas... si sigues molestando te dejaré aquí y no te vendré a buscar hasta mañana... no digas nada estúpido -le miró irritada.
-Bien, bien -rió -no te enojes.


Sofía se tranquilizó un poco y recorrió el lugar para cuidar a las flores, Lillyl solo la miraba sentado mientras ella caminaba de aquí para allá; Sofía lucía bastante atenta cuando se trataba de cuidar a las flores, su expresión era realmente relajada y una sonrisa de satisfacción y felicidad iluminaba su rostro de forma encantadora. De pronto Lillyl sintió que su corazón latía con rapidez.


-¿Qué es esto? -se preguntó incrédulo en su mente -siento que se me sale el corazón -miró nuevamente a Sofía tratando de tranquilizarte -Tch, este no era el plan... ella me gusta pero ¿que es esto?... no puedo enamorarme de una herramienta.


Le miró de nuevo, ella se veía realmente hermosa, más que cualquier mujer que haya visto jamás en su vida... era muy diferente de sus amantes claro, no solo por su apariencia, sino también por su corazón.

jueves, 18 de marzo de 2010

Reinom

Cap 3: La princesa caballero se deja llevar por un “príncipe encantador”
Sofía, cabalgaba por la ciudad con cuidado, muchos de los comerciantes la confundían con extranjera y eso muchas veces le amargaba el día así que trataba siempre de pasar desapercibida. Hasta que llegó al cuartel general en donde sus soldados no la esperaban por ese día.
-¡Princesa! -exclamó uno de sus soldados -no la esperábamos hoy, pensamos que estaba descansando en palacio.
-Me dieron ganas de regresar antes -respondió y le dio el caballo -encargate, voy a hablar con el Mayor Durhan.


El soldado asintió y se llevó al caballo, Sofía entró en el cuartel que estaba abarrotado de hombres por todos lados, la saludaron todos con una reverencia y luego se encontró con el Mayor General Durhan.

-Princesa Sofía, ¿qué le trae por aquí?
-Convoca a una reunión urgente con los 4 Tenientes, mis tres Coroneles y tu por supuesto.
-Como ordene princesa.
-Les esperaré en la sala de conferencias en diez minutos.

Sofía se sentó en la cabecera de la mesa de la sala de conferencia, debido a su rango de General en Jefe tenía el deber y derecho de proteger y ordenar todo en el ejercito, sobre todo ahora que pertenecía al ejercito secreto real; con tristeza recordó lo sucedido ayer en palacio.
-Entonces si me caso nunca más voy a estar aquí con ellos, ya nunca más voy a poder hacer lo que me gusta -susurró mirando la sala -pero lo hago para protegerles así que no me puedo arrepentir de nada.
-¿De qué no se va a arrepentir General? -sus compañeros había llegado, Azrat, Anrid y Balid la observaban desde la puerta; ella se sorprendió un poco pero luego les sonrió.
-No tengo porque arrepentirme de las decisiones que tomo, porque son por el bien de todos y eso los incluye a ustedes chicos.
-¿Hizo algo indebido? -preguntó Azrat.
-No indebido, pero si afectara mi futuro... siéntense, aún tenemos que esperar a los Tenientes y al Mayor Durhan.
-Con la expresión que llevas, dudo que nos guste lo que nos vas a decir -comentó Anrid.

Sofía solo sonrió tratando de esconder su pena; Balid iba a decir algo pero en ese momento llegaron los 4 Tenientes junto con el Mayor General Durhan, le hicieron una reverencia y se sentaron en sus respectivos asientos por orden de rango y antigüedad en el cargo.
-Se preguntaran porque le e convocado -empezó Sofía muy seriamente -tengo dos noticias importantes que contaros; una buena y una mala... sonará un poco infantil pero, ¿cual prefieren escuchar primero?

Todos se quedaron viéndose las caras, Balid levantó la mano.

-Yo preferiría la buena primero General en Jefe.
-¿Están de acuerdo? -preguntó Sofía y todo asintieron -bueno... la noticia buena es que la guerra ha acabado.

Todos se sorprendieron y se alegraron mucho, Sofía esperó a que se calmaran un poco, después de todo era un noticia grandiosa y a ella también le alegraba mucho porque la mayoría de ellos tenían familias que les esperaban en casa con gran entusiasmo luego de alguna batalla.

-¿Y cual es la mala noticia general? -preguntó Anrid que había guardado la compostura, había notado la actitud de Sofía y eso no le gustaba nada.
-En realidad no creo que sea una mala noticia... pero verán, para que el tratado de paz con Sannan se concretara había un sacrificio que hacer -Sofía les miró, ya todos se había calmado y la observaban, forzó una leve sonrisa para calmarlos un poco -para que el tratado se llevara a cabo una de las hijas del Rey tendrá que casarse con el heredero al trono de Sannan -suspiró y les miró, parecía que todos ya sabían de lo que se trataba pero sin embargo necesitaban escucharlo para confirmar sus temores -la que se va a casar con el Príncipe de Sannan soy yo.

Todo quedó en silencio, nadie sabía que decir Sofía dejar de mirar sus caras de sorpresa y preocupación.

-¡Pero princesa eso...!, ¿por qué tiene que ser usted la que se case con el príncipe? -Balid se exaltó y miró a Sofía.
-El príncipe me ha elegido a mi de entre todas mis hermanas, yo también estoy sumamente sorprendida y sobre todo frustrada -Sofía suspiró y se rascó la cabeza.
-¿Pero eso no quiere decir que tenga que dejar el ejercito? -comentó Anrid.
-Eso no lo sé aún, como futura esposa del príncipe no se que clase de situación me deparará el futuro -Sofía esta frustrada, siempre había tenido un rumbo definido a donde ir, pero ahora todo se hacía muy difícil con esa fatídica decisión de casarse, se recostó de su asiento y suspiró.
-Princesa -le llamó el Mayor General Durhan -sabe que cuenta con todo nuestro apoyo, no tiene porque enfrentar esta difícil situación usted sola.
-Gracias Mayor, pero ustedes son los mejores guerreros que hay a disposición en el país no puedo...
-No se preocupe, nosotros la seguiremos y protegeremos hasta el final -otro de los presentes, el Teniente Farid le interrumpió -y si tiene que irse a vivir al país de Sannan nosotros como sus leales soldados iremos con usted a protegerle.
-Es verdad general, nosotros iremos contigo -reafirmó Balid.
-Si.
-Es verdad.

Cada uno a su manera decía aquellas palabras que para ella eran como un consuelo, después de todo tenía buenos amigos que la apreciaban así que no tenía porque temer a salvar a su país pero de manera diferente; les sonrió a todos felizmente y le agradeció.



Zahir y Lillyl estaban impresionado por la cantidad de comerciantes que habían en Kasijistan, por algo le decían el país del comercio; cada vendedor les invitaba amablemente a comprar y en muchas ocasiones no se pudieron negar.

-Zahir deja de comprar tanto, no necesitas ese tipo de cosas.
-Lo sé hermano pero algo no me deja resistirme, son muy buenos convenciendo a la gente.
-Por Dios, pareces una chica, y hablando de chicas... por aquí hay unas muy bonitas -observó a unas jóvenes que caminaban por allí y rieron tontamente al escucharlo.
-Me compadezco de la princesa, tenerte a ti como marido es toda una vida esperando a ser engañada con las sirvientas.

-Si bueno, pero ella es la mujer más hermosa que e visto, no espero a hacerla mía... he probado a muchas extranjeras pero nunca me ha interesado tanto una chica como ella.
-Quizás porque no es una mujer normal, parece mas bien un marimacho -frunció el ceño frustrado.
-Veo que todavía estas molesto porque te pateo el trasero -rió.

Zahir aguantó las burlas de su hermano, nunca se imaginó que una mujer le amedrentara de esa manera, él que había sido entrenado tan rigurosamente desde pequeño, había sido derrotado por ella, la princesa, una chica que lucía frágil y pequeña pero en realidad era muy fuerte y capaz.

-De verdad si es interesante -susurró Zahir.
-¿Qué dijiste?
-Nada.
-Oh bueno, no importa... ya encontré mi objetivo -sonrió Lillyl, en ese momento Sofía caminaba despreocupadamente con sus compañeros.


Sofía estaba en un ambiente en el jamás había estado antes, sus compañeros le habían comprendido y no solo eso, se habían ofrecido para ser ellos mismos los que la protegieran cuando se convirtiera en esposa de Lillyl, se sentía conmovida; paseaba con Balid, Azrat y Anrid por la calle más concurrida de la capital a pesar de ser un sitio bastante molesto para ella, había buenos lugares donde comer y se estaba muriendo del hambre.

-Perdón por arrastrarlos hasta aquí chicos, no sé como se ha ocurrido salir esta mañana de palacio sin comer nada.
-No te preocupes sabemos que eres así de descuidada cuando estas conmocionada -bromeó Azrat -a pesar de ser nuestra General en Jefe eres bastante torpe en muchas cosas -rió.
-Esa no es manera de hablarle a tu superior -le reprochó Sofía siguiendo el juego -y no me hagas hablar de ti señor “enamórate de todas”.
-Hey... solo estaba bromeando no es para que me saques en cara eso -se sonrojó.
-Jajaja, quien te manda -se carcajeó Balid -además debes aceptar tu realidad, eres todo un don juan.
-Pero siempre terminas con el corazón roto -acotó Anrid sonriendo.
-Eso no es verdad -a los dos les dio un golpe -ellas son las que terminan delirantes por mi.
-Si tu los dices -suspiró Sofía burlona -sobre todo la última, ¿por qué fue que te dejó?... así ya recuerdo, porque eras muy meloso y apasionado -rió.
-Bueno peor para ella que no puede soportar esta tormenta de amor.
-Hay dios necesitamos un loquero contigo -rió Balid y se guindó de él por el cuello.
-Déjame idiota, tu pesas.
-No me llames idiota querido -le sopló en el oído, su punto débil.
-¡NO HAGAS ESO MALDITA SEAS! -gritó sonrojado.
-El punto débil de Azrat -rió Balid -eres tan niño.
-Que niño ni que nada, tu eres el niño... tienes 20 y aún no le has dicho a... -Balid le tapó la boca bruscamente sonrojado, Sofía que hasta el momento se estaba riendo les miró con curiosidad.
-¿De qué hablas Azrat?... ¿a Balid le gusta alguien? -le preguntó Sofía acercándose a ellos- ¿quién es? -preguntó sonriendo.

Balid tenía toda la cara roja y apretaba más a Azrat, este logró zafarse de él y le propinó un manotazo.

-Bastardo ¿pretendes matarme? -le gritó Azrat -y si princesa, a él le gusta...
-¡CALLATE MALDICIÓN! -gritó Balid haciéndole callar -no es nadie que usted conozca princesa... -respondió con voz temblorosa sin mirarle a la cara -vamos que también tengo hambre.

Sofía tenía un signo de interrogación en la cara, miró a Azrat y a Anrid dudosa y estos le sonrieron.

-No se preocupe general, porque de todas formas es un amor no correspondido -comentó Anrid y le acarició el cabello -ahora vamos a comer, puedo escuchar su estomago rugiendo como un tigre.
-Hey, pero ustedes si son confianzudos saben que les puedo castigar terriblemente por esto.
-No creo que lo haga, nos aprecia demasiado para hacernos sufrir -rió Azrat.
-Hey muévanse, ¿se van a quedar todo el tiempo allí? -gritó Balid desde lejos.
-Vamos princesa antes de que Balid se vuelva loco -convidó Anrid.
-Claro -rió y se fueron a comer a un restaurante del cual el padre de Azrat era dueño.

Lillyl mientras tanto les había estado escuchando y observando todo el rato.

-Pareces un acosador pervertido hermano -le dijo Zahir desde el otro lado de la calle.
-Shhhh, Zahir... ¿quienes serán esos tipos que la tratan con tanta confianza?
-Creo que son los que estaban con ella la otra vez en el desierto.
-¿Enserio?, no los había notado.
-Si bueno, en realidad no hicieron mucho.
-Claro porque la que te apaleo fue ella.
-Muy bien me voy -frunció el ceño y empezó a caminar llevándose al caballo.
-Espetare allí muchachito, tu no te vas de aquí hasta que yo sepa que es lo que pasa con esos 4.
-Claro, yo soy el único que tiene el mapa de la ciudad... seguro si me voy terminas perdido.
-¿Por quien me tomas?... -le miró enojado -¿quieres que te torture?, ¿eso es lo que quieres? -sonrió amenazante.
-N... no, me quedo -suspiró y colocó a su lado.

Aunque Lillyl pareciera despreocupado, en realidad le infundía un gran temor a sus 3 hermanos menores, todos le respetaban y le temían por eso le obedecían fielmente.

-Eres un abusador de poder hermano -susurró Zahir, de sus 3 hermanos era el que más se le enfrentaba porque era el mas allegado a él.
-Lo sé, no me lo tienes que decir... ahora muévete tenemos que entrar a ese lugar.
-¿A ese restaurante tan borde?
-Si, ella entró allí a comer con esos tipos así que tenemos que ir -se colocó la túnica que le cubría el rostro dejando expuestos solo sus ojos negros alargados -Ponte tu túnica, no quiero que nos descubra.
-Te estas comportando como un niño.

Zahir hizo lo que se le dijo y los entraron en el local, era un pequeño restaurante con pocas mesas, un niño se les acercó sonriendo.

-Bienvenidos caballeros, ¿mesa para dos?
-Eh, si -el niño los guió por el lugar hasta una mesa pequeña cerca de una ventana, casualmente cerca de allí estaban Sofía y sus amigos compartiendo bromas y riendo -esto me saca de quicio, no puedo creer que se la pase con todos esos hombres -refunfuñó Lillyl
-¿Qué quieren ordenar caballeros? -preguntó el niño un poco intranquilo.
-Dos cervezas frías -contestó Zahir, Lillyl estaba demasiado absorto en sus pensamientos como para escuchar al chico.


-Entonces Azrat ¿conseguiste a una nueva chica otra vez? -preguntó Anrid un poco escéptico -pobre chica, lo que le toca.
-Callate, yo nunca hablo de tus novias.
-Es porque yo no ando como picaflor de aquí para allá y sabes perfectamente que estoy comprometido... -se excusó Anrid enfatizando la última palabra y preocupado miró a Sofía que dejó de sonreír -lo lamento princesa yo...
-No hay problema Anrid, es la dura realidad -suspiró -tengo que casarme con el muy imbécil, creído y malvado príncipe Lillyl -rugió furiosa -por eso... ¡NIÑO VEN ACÁ! -Sofía se levantó se su asiento y todos la miraron sorprendidos, el niño se acercó temeroso -traenos muchas rondas de cerveza a partir de este momento y no te detengas hasta que yo te diga.
-S... si señorita -el chico se alejó corriendo.
-No tienes porque intimidar a mi primo princesa -le dijo Azrat.
-Será mejor que se callen los tres y no digan nada más sobre compromisos, ahora lo que vamos a hacer es beber... beber mucho para olvidar nuestras penas.
-¡Si General! -asintieron Balid y Azrat animados.
-Ustedes son los únicos que tienen penas pero no me importa un poco de licor así que, que más da -opinó Anrid serio mientras los otros tres se agitaban de emoción.

El chico llegó con grandes tarros de cerveza y luego se dirigió a la mesa de Zahir y Lillyl a darles lo mismo.

-Perdón por la espera -dijo para luego alejarse corriendo.
-Hermano asustaste al chico -comentó Zahir y bebió un sorbo de cerveza -pareces un demonio.

Lillyl había escuchado todo lo que Sofía había dicho y estaba furioso, ¿cómo podía esa niña decir esas cosas y empezar a beber empedernidamente como si nada?, decirle malvado, creído e imbécil... que atrevida y valiente era para insultarlo de esa forma.

-Tengo que ir allá -susurró Lillyl colérico.
-No espérate... si haces eso tendremos problemas además tienes que comprenderla, de repente su vida da un giro de 180 grados.
-Es verdad -suspiró frustrado -vamos a observar un poco más y después nos vamos al palacio.
-Bien.


-Princesa debería comer antes de beber tanto licor, le podría hacer daño -insistió Azrat a Sofía que ya tenía las mejillas sonrosadas de tantas cervezas.
-No me fastidies ahora Azrat, se está poniendo bueno... sigue tomando tu también, ahoga tus penas de hombre rechazado.
-¿Pero por qué me dices esas cosas tan tristes? -se quejó Azrat y bebió sin parar un jarrón de cerveza.
-Eso... ¿y qué me dices de ti Balid?, ¿cuales son tus penas? -se acercó y le tomó el hombro este se sobresaltó y se coloró.
-Yo... es... estoy enamorado de alguien que se va... a casar -suspiró y le miró cabizbajo.

Sofía le miró confusa y le abrazó fuertemente.

-Lamento que tengas un amor no correspondido -le dijo y se apartó de él para darle una cerveza -ahora bebe para ahogar tus penas y que tienes que pensar que esa desgraciada se esta perdiendo de un buen hombre

Azrat y Anrid se rieron a carcajadas y Balid se enojó.

-¿De qué se ríen ustedes idiotas? -preguntó Sofía.
-De nada princesa... nada importante -contestó Anrid sonriendo.
-¿Y qué clase de situación te acontece Anrid?, vamos díselo a tu hermana mayor -se acercó a él sonriendo.
-A pesar de que soy 6 años mayor que tu, dices que eres mi hermana mayor.
-Soy tu superior así que por lo tanto soy tu hermana mayor -sonrió con más intensidad.
-Bueno hermana, a mi no me pasa nada... solo que estoy un poco nervioso porque Adel esta embarazada y...
-¿Está embarazada?... vaya que pervertido eres Anrid -comentó Sofía -y eso que apenas están comprometidos -se rió a carcajadas -vamos dinos que le has hecho a la pobre de Adel.
-Eso no se puede decir así como así princesa... -Anrid se sonrojó un poco -está muy ebria es la única explicación de su comportamiento.
-Princesa si quiere yo le puedo enseñar lo que hace Anrid a Adel -un hombre joven más o menos de la edad de Anrid se acercó a ellos.
-Hermano mayor deja de decir estupideces... la princesa ya esta comprometida -gritó Azrat.

Sofía se acercó tambaleante a él y se colgó de su cuello.

-Dime... ¿qué hacen? -preguntó con voz suave y erótica.
-¡PRINCESA! -gritaron los tres al mismo tiempo.



El hombre tomó a Sofía por la cintura mientras ella medio dormida recostaba su cabeza de el pecho de éste; en ese momento antes de que Balid interviniera, Lillyl golpeó al hombre y tomó a Sofía antes de que cayera precipitadamente al suelo, se había desmayado.

-Tch... estúpida niña -murmuró Lillyl y la cargó.
-¡P... p... pero si es el príncipe Lillyl! -exclamaron Azrat, Anrid y Balid al mismo tiempo.
-¿Qué hace aquí? -preguntó Azrat.
-Vine a buscar a mi prometida -miró a Sofía que estaba completamente dormida en sus brazos; Zahir se colocó a su lado con cara seria y amenazadora -¿ustedes quienes son ?
-Nosotros somos soldados bajo el mando de la princesa -contestó Anrid serio.
-También somos sus mejores amigos -agregó Balid furioso -nosotros la defendemos a toda costa porque es alguien preciada para nosotros.
-Bien -sonrió Lillyl -pero desde ahora yo me haré cargo.

Lillyl y Zahir salieron del restaurante dejando atrás a los otros.

-¡DEMONIOS! -gritó Balid frustrado.
-Tranquilo Balid, la llevará hasta el palacio -le dijo Anrid.
-Lo sé, pero ese estúpido príncipe no se la merece es demasiado cretino.
-Hoy estuviste más evidente que nunca Balid -acotó Azrat -si ella no fuera tan distraída se hubiera dado cuenta inmediatamente que estas botando baba por ella.
-Callate, mierda... ella es demasiado pura para darse cuenta de mis sentimientos... -suspiró -que horrible se siente un amor no correspondido.
-Tranquilo amigo -Azrat le dio palmadas en el hombro -hay más peces en el mar.
-Lo sé... pero... -empezó a sollozar -ella es un pez único y exótico.
-Ya, ya... no llores, ya veo que cuando te emborrachas te pones sentimental -Anrid le acarició la cabeza como un hermano mayor.
-Un poco... sniff, sniff -contestó.
-Bueno bebamos más para ahogar nuestras penas -convidó Azrat.


Ya habían llegado a palacio y Lillyl aun llevaba cargada a Sofía la cual estaba profundamente dormida; la tuvo que cargar en su cabalgadura consigo para que no cayera al suelo, así que Zahir llevaba al caballo de Sofía con él, éste se había quedado en el establo para acomodar a los caballos, ya estaba obscureciendo así que Lillyl la llevó hasta su habitación.

Sofía aunque medio dormida podía sentir una brisa que le acariciaba el rostro y un ente que le sostenía, suave y caliente como si estuviera flotando en las nubes. Abrió los ojos poco a poco y vio una sombra.

-¿Qué...?...¿quién? -murmuró.
-Shh, shh querida... no hables ya estas bastante mal por hoy -susurró alguien a su oído.
-Yo... lo siento, no me he podido controlar después del quinto...
-No hay problema -sintió que sonrió, así que intentó de observar mejor la sombra.

Poco a poco se fue aclarando hasta que quedó la viva y nítida imagen de Lillyl.

-Príncipe Lillyl... ¿qué está haciendo? -preguntó Sofía adormilada.
-Tranquila mi Airen, yo te llevaré hasta tu cama para que descanses -le sonrió y le besó la mejilla.

Sofía no dijo nada más solo cerró sus ojos y se dejó llevar por la dulce fragancia que emanaba del cuerpo de Lillyl, se sentía embriagada, bueno aún más de los que estaba, pero embriagada por su olor... atractivo, se sentía un poco lasciva y pervertida por pensar así; sobre todo porque junto con su aroma estaba el calor de torneado cuerpo y los tragos que cargaba encima, todo combinado hacía que se sintiera condenadamente bien.

-Un sueño -murmuró sonrojada y abrió los ojos un poco para encontrarse con los alargados y salvajes ojos negros de Lillyl -si es un sueño... ¿puedo besarte? -preguntó adormilada.

Lillyl se detuvo y sonrió pícaramente, se acercó poco a poco al rostro de Sofía hasta que sus narices se tocaron y sus labios casi se rozaban; a Sofía se le aceleró el corazón y sintió su respiración pesada, él tanteaba su rostro examinando su expresión, ella lucía muy agitada y avergonzada, con las mejillas sonrosadas se veía muy provocativa, tanto que él no lo podía soportar. Bajo la luz de la luna a mitad del palacio se besaron de forma apasionada; la cabeza de Sofía daba vueltas se sentía mareada y caliente, luego de eso se quedó dormida y no supo más de si.

viernes, 12 de marzo de 2010

Reinom

Cap 2: La princesa caballero no esperaba tal golpe.

Ya habían pasado dos meses desde el encuentro de Sofía con los príncipes de Sannan, su herida había tardado bastante en sanar debido a que no se atendió en seguida y cabalgó toda la noche en el desierto, aun tenía la venda puesta y una marca como recuerdo. Ella estaba estrenando con el arco.
-Majestad, su padre le ha llamado a la sala principal, tiene algo que conversar con usted -su criada personal le informó nerviosa.


-Voy enseguida solo dejame dar un tiro más -apuntó al blanco que estaba a 100 metros de distancia, al disparar casi acierta en el blanco.


-Es usted grandiosa majestad -le aduló la criada.


-Gracias pero aún tengo que perfeccionar ese tiro.
Sofía dejó lo que hacía y se soltó el cabello que llevaba recogido dejando ondeante la cascada de su cabello castaño cobrizo para dirigirse a la sala principal en donde le esperaba su padre.
El Rey por su parte tenía unos invitados bastantes particulares ese día.
-Entonces ese sería el acuerdo para acabar con la guerra -afirmó el Rey -se tiene que casar con alguna de mis hijas y los dos países se unirán.


-Eso es exactamente su majestad -Lillyl se encontraba conversando con el Rey en el salón principal, con él se encontraba su hermano Zahir y uno de sus sirvientes; en salón a los costados del Rey estaban la Reina y todas sus hijas exceptuando a Sofía que aún no llegaba y a la menor que aun no tenía edad para casarse.


-Yo elegiré a una de sus hija para que sea mi esposa y cuando ascienda al trono ella será Reina, nuestros países siempre estarán unidos así que no habría problema.


-La guerra acabaría -continuó el Rey.


-Y así tanto sus ciudadanos como los de Sannan vivirían en completa armonía.
Tras pensarlo un poco el Rey asintió mirando a su esposa, ella colocó su mano sobre la de él para darle animo.
-Esta bien, pero será hoy, tienes que elegir ahora mismo tu futura esposa.
En ese momento se abrió la puerta de la sala y entró Sofía haciendo un reverencia.

-Con su permiso padre, lamento llegar tarde -Sofía levantó la mirada y al ver a los príncipes quedó anonadada -t... t... tu -se refería a Lillyl -¿qué estas...?¿por qué...?
Se acercó a su padre.
-Padre ¿qué sucede?


-Estamos firmando un tratado de paz Sofía -le respondió su padre -príncipe esta es la cuarta princesa del reino de Kasijistan, mi hija Sofía.


-Ah... que bueno -suspiró Sofía un tanto aliviada, miró a Lillyl que le sonreía burlón y ella frunció el ceño.


-Ya he decidido -declaró Lillyl.


-¿Decidir?, ¿decidir qué? -preguntó Sofía desconfiada.


-La princesa Sofía será mi futura esposa.


-¡¿QUÉ!? -exclamó Sofía perdiendo las fuerza en la piernas -¿tu qué?


-Pero príncipe, está aquí mi primera hija y...


-No se preocupe Rey, usted me dijo que eligiera ahora y he decidido que la princesa Sofía será mi Reina.
Sofía les miraba, estaba tan confundida que todo lo que decía el príncipe no conseguía llegar a su cerebro para analizarlo.
-Padre ¿a qué se refiere el príncipe?


-Hija, hemos hecho un tratado de paz pero para que el tratado se lleve a cabo una de ustedes se tiene que casar con el príncipe heredero.


-¿Y por qué tengo que ser yo?


-Porque eres la que he elegido -contestó Lillyl sonriendo -preparate pequeña guerrera porque ahora serás mi prometida.
Sofía le miró con ira en los ojos y luego miró a su padre pidiendo misericordia.
-Hija esto es importante para el país, necesitamos detener esta guerra -su padre estaba aún más triste que ella pero no podía evitar lo que sucedía.


-Esta bien aceptaré el compromiso -respondió afligida -pero con la condición de que no me vas a quitar la libertad de seguir entrenando mis habilidades militares.


-Yo nunca te quitaría tu libertad de hacer cualquier cosa que desees princesa mía -sonrió el príncipe y se acercó a ella, le tomó el mentón con una mano y le besó la frente, luego le tomó un mechón de cabello.


Ella se sonrojó un poco sus padres observaban con sorpresa y sus hermanas con envidia, sobre todo su hermana mayor Aneeda, si su piel se pudiera pigmentar su piel del color de su humor, fuera de un verde patente.


Al terminar la reunión todas la princesas salieron del gran salón entre ellas Sofía que estaba afligida por lo ocurrido, si se casaba con él se tendría que alejar para siempre de lo que conocía y lo que le era seguro, sería nuevamente una extranjera en su casa.


-No te creas que porque el príncipe te eligió eres especial -le lanzó Aneeda -solo eres una estúpida extranjera inútil, no eres ni por mucho mas bonita que nosotras, nosotras somos las que deberíamos representar al país no una chica que ni siquiera tiene el aspecto de una Kasijistana -Aneeda abofeteó a Sofía que no hacía nada para defenderse, ella creía que esas palabras eran ciertas así que no se excusaba -tu bastarda, no entiendo como padre te dejó quedarte en palacio -le abofeteó la otra mejilla.


-Aneeda tranquilízate -le rogaban sus otras hermanas -si padre te descubre te castigará.


-Bueno te dejo por ahora pero ni pienses que estarás bien con nosotras solo porque el príncipe te eligió.
Sofía no sabía si llorar o enojarse, las palabras de su hermana siempre las aceptaba como ciertas; ellas se fueron y las dejaron sola; la noche comenzó a caer así que decidió ir al jardín para admirar un poco la Luna solitaria del desierto. Se sentó en en medio del enorme jardín de flores desérticas y miró la Luna, suspiró.
-¿Realmente necesitas ser tan débil frente a tus hermanas? -la voz de Lillyl se escuchó tras de ella -no veo porque una mujer como tu se deja intimidar por esas malcriadas.


-¿Qué quieres? -Sofía le miró enojada, para luego suspirar y apaciguar sus ojos -lamento mi rudeza.


-No hay problema, se que eres así -se sentó a su lado y le sonrió -no me has contestado la primera pregunta.


-Mmm... supongo que no puedo ser irrespetuosa con ellas.


-Eso es cierto, pero dejar que te abofeteen por algo que es de fuerzas mayores a ti, creo que tus hermanas no saben como ser buenas hermanas mayores.


-No las culpo, en realidad ellas no me consideran su hermana -suspiró y le miró con ojos un poco tristes pero sonriendo -para ellas yo soy solo una extranjera.


-¿Por qué? ¿solo porque eres exótica y mucho más hermosa?
Sofía se sonrojó un poco y le sonrió sin apartar la mirada.
-No soy tan bonita como ellas, soy de piel pálida sin color, cabello muy extraño y ojos...


-Tu piel es blanca y pura sin ninguna suciedad, tu cabello cobrizo destaca tu personalidad de fuego y tus ojos ambarinos demuestran tu lado más hermoso y directo -empezó a elogiarla eso hizo que se ruborizara aún más -eso es lo que me parece más fascinante de ti -la tomó por el mentón y se acercó a su rostro, sus labios casi se rozaban y ella estaba muy nerviosa -aunque estés apenada como ahora, jamás desvías la mirada.
Sofía le empujó y se levantó.
-Príncipe no debería acercarse tanto, es molesto -Sofía le miró por encima de su hombro -lo lamento es que yo...


-No te preocupes -el príncipe se incorporó y otra vez se hizo la diferencia de tamaño -vaya si eres pequeña.


-No te metas conmigo.


-Lo siento -rió -así te ves tan linda...


-Escucha... yo solo acepté este matrimonio para salvar a Kasijistan de la guerra -dijo Sofía un tanto afligida -no te prometo enamorarme de ti ni nada parecido, no puedo permitirme el lujo de amar a nadie, así que si entiendes mi posición por favor no me toques hasta que esté psicológicamente preparada para asumir el papel de... de... -tragó saliva -la madre de tus hijos.


-¿Estás preocupada por eso mi Airen?, no te preocupes yo entiendo pero eso de no enamorarse de mi es totalmente imposible... -le tomó con delicadeza un mecho de pelo, sus ojos alargados color negro la miraron fijamente -porque yo haré que hasta la última fibra de tu ser me quiera, me ame y me desee, así que preparate bien.






Sofía se sonrojó y el príncipe sonrió encantado. Una ráfaga de viento hizo que ella se distrajera por un momento pero el tiempo fue suficiente para que él se acercara y le robara un beso, ella se resistió al principio pero después no pudo negarse al dulce sabor de los labios de príncipe, pensó que sería desagradable pero su sabor era dulce como el chocolate y embriagador como el fino brandy. Al separase de ella, sintió un gran vacío pero luego recapacitó.
-¿P... p... pero qué rayos? ¿por qué hiciste eso? -Sofía estaba nerviosa y ruborizada, se cubrió los labios con la mano y miró enojada al príncipe que sonreía -no te diviertas a costa mía bastardo.


-¿No me digas que esa era la primera vez que besabas a alguien? -preguntó desafiante Lillyl.


-E... eso no te importa estúpido -Sofía le hizo frente furiosa, le sacó la lengua para luego salir corriendo -será mejor que no me molestes más idiota si no quieres que tu futura esposa te patee el trasero; buenas noches -gritó desde la lejanía.


Lillyl quiso retenerla, pero ya eran muchos juegos por una noche, ella pronto se acostumbraría a él así que no podía apresurar las cosas, además le parecía sumamente linda la inocencia interna de la princesa, ella es una mujer de carácter fuerte y directa por un lado, pero dulce e inocente por el otro.
-Ahora me gusta más -sonrió para si y contempló la luz de la Luna llena que insidia directamente sobre él.



Sofía no pudo dormir muy bien esa noche, estaba preocupada por el hecho de tener que casarse con un completo extraño y porque ese extraño era el más bastardo del reino enemigo.
-¿Cual será el problema de ese tipo?, robándome un beso, diciendo que me hará que me enamore de él, solo porque es el príncipe heredero, además de guapo, inteligente y... oh Dios, estoy empezando deliberar -se sonrojó -hoy no quiero salir de la cama -se escondió bajo las cobijas -no quiero encontrarme con él -suspiró recapacitando -no puedo tener una actitud tan cobarde, mi padre seguro me diría lo mismo.
Así pues se levantó de la cama apresuradamente, apenas estaba amaneciendo así que cuando sus mucamas fueran a despertarla ella ya no estaría allí; se vistió rápidamente y encima de la ropa se colocó una capa con capucha para no ser vista por los príncipes y así ir a cabalgar un poco antes del medio día.


Caminó a toda prisa por el palacio, a pesar de ser tan temprano el calor del país desértico era patente pero debido a que ella ya estaba acostumbrada no le molestaba, al llegar a los establos se encontró con una sorpresa un tanto desagradable, cepillando a un semental hermoso de pelo negro estaba Zahir, él se percató de su presencia antes de que ella pudiera huir.


La miró con ojos fríos, bueno, después de que ella le diera una paliza haciéndose pasar por hombre y que después tu hermano se vaya a casar con ella, es algo duro.


-Buenos días -saludó Sofía algo preocupada.


Zahir la miró y asintió, luego volvió a lo suyo.
-Mmm... que hermoso caballo -se acercó ella y le acarició la sien el caballo que pareció un poco alterado al principio luego se dejó acariciar y relinchó, Sofía rió y acarició al caballo nuevamente -luce feliz -comentó ella -debe estar contento de que le atiendas bien -le sonrió a Zahir que la miraba extrañado.


-Es el caballo de mi hermano -contestó y no habló más.


-Bueno tengo que irme, que pases buen día Zahir -se despidió Sofía -ah y si ves a tu hermano por favor no le digas que estuve por aquí, es más, que no me has visto, por favor -Sofía se acercó a su caballo y lo montó, Zahir la miró de reojo hasta que se alejó cabalgando.


-Que mujer más extraña -susurró Zahir -a pesar de que casi le amputo el brazo me trata como si nada y me pide semejante cosa... no sé que ve mi hermano en una mujer que anda por allí con despreocupación y con tan poca elegancia y femineidad -suspiró -¿te gustó muchacho? -le preguntó al caballo -es raro que dejes a alguien a parte de mi y Lillyl que se te acerque.
Contestando el caballo relinchó, Zahir sonrió y siguió cepillándolo.


Lillyl caminaba perezosamente por todo el castillo buscando a Sofía, las mucamas le había dicho que cuando fueron a levantarle en la mañana ella no estaba y todos a los que les preguntaba no la habían visto; ya era casi medio día y estaba frustrado.


-Algo me dice que esta tratando de evitarme -se dijo con ironía.
Se dirigió a los establos y se encontró con su hermano que se estaba alistando para cabalgar.
-Buenos días Zahir ¿cómo esta todo?


-Buenos días hermano todo esta muy bien, este palacio es de mi agrado y a pesar de la guerra los sirvientes me tratan muy bien.


-Son la servidumbre, no se pueden quejar... mira ¿por casualidad no has visto a mi futura esposa?


-Me dijo que no te dijera que se fue a cabalgar esta mañana como a las 6.


-¿Y por qué me lo dices?


-Porque eres mi hermano, soy más leal a ti.


-O es porque quizás no te cae muy bien después de haberte pateado el trasero.


Zahir frunció el ceño y montó el caballo.
-Voy a dar un vuelta por la ciudad, te veo...


-No, no... espera, voy contigo -le detuvo Lillyl -tengo que encontrar a mi Airen.


-¿Airen?, no has llamado a una mujer así desde tu primera novia.


-Es algo importante, Sofía realmente me agrada.


-Pero no la amas.


-No lo sé, solo quiero hacerla mía.


-Sabía que solo era un capricho.


-Digamos que nunca había tenido una mujer que fuera tan directa -Lillyl ya había terminado acomodar a su caballo para montarlo -es terriblemente interesante y prefería escogerla a ella que a las otras que son muy malcriadas, teníamos que parar esta guerra y gracias a Dios que ella era una de las hijas del Rey.


-Si, como sea... muévete que quiero salir de aquí antes de que anochezca.


-Si, si... no te enojes -le sonrió y montó el semental negro -vamos.

Cabalgaron rápidamente hacia la ciudad; Zahir buscando algo que hacer y Lillyl buscando a Sofía.